Todos en algún momento de nuestra vida hemos pensado en la nada. Tal vez en la muerte o el fin ligado a la nada. La nada nos da miedo, tememos a que todo pueda acabar y acabe en la nada.
Pero el temor no es una cosa actual, sino que va más allá de lo que podamos creer. Las mismas religiones surgieron por temor a la nada. Como una respuesta a esa nada, prometiendo mundos fantásticos o nuevas vidas, todo ello evitando la nada, porque no hay nada peor para el hombre que saber que después de todo lo bueno y malo que pasa no hay nada. Nuestra mente no puede concebir la nada. Y de aquí surge la religión como una simple respuesta a la nada. Como un maquillaje que oculta la nada.
La nada es entendida como la ausencia de algo, como la ausencia de materia. Pero es la nada real o es algo fantasioso? Alguien ha visto o ha sentido la nada? Es más, al hablar de la nada, ya hablamos de algo, por lo que hablar de nada es uno de nuestros errores. Cuando hablamos de la nada le damos un valor, hablamos de ella como de una cosa concreta por lo que la nada como tal no existe. Puede parecer paradójico, pero la nada y el todo si que sn contrarios. Al hablar de todo ya excluimos la nada por lo que en el momento en que hay algo la nada deja de existir.
Por todo ello el temor tan globalizado que hay a la nada no creo que sirva de mucho. Pues la nada es algo sobre lo que podríamos estar hablando toda una vida y quizás sin encontrar respuesta a que es la nada. Quizás por este motivo la religión, que como ya he dicho surge como respuesta al temor a la nada, va perdiendo adeptos.
El ser y la nada son igualmente indeterminados porque la nada tiene la misma falta de determinación que el ser. HEGEL